sábado, 5 de mayo de 2012

FanFic Accidentalmente (YUGIOH- S&J) Cap 14


¡ATENCION!  ESTE CAPITULO HA SIDO EDITADO, A CONVENIENCIA DE LA HISTORIA CAMBIE EL FINAL, PARECE QUE DESPUÉS DE TODO SI SE COMO SEGUIRÁ. GRACIAS. EDIT: 24-JUL.2018




Capitulo 14    Cada acción tiene una reacción




¿Cómo perdonas a la realidad?

Cuando esta te da un golpe directo en la cara, tan fuerte que el dolor alcanza tu pecho y hace que se te encoja el corazón, tan pequeño que puedes sentir como este se llena rápidamente de un solo sentimiento en ese momento, casi siempre el mismo, la ira, a veces con un poco rabia, resentimiento y tristeza mezcladas, pero solo un poco…

La verdad es que no se puede culpar a algo como “la realidad” y dirigir los sentimientos hacia ella, es por eso que culpamos a las personas, sentimos ira hacia ellas… pero ¿Cómo sentir ira hacia quien más amas?

Lo pensó durante el trayecto, no sentía otra cosa que no fuera enojo, y las lagrimas que caían desde sus ojos no podían ser paradas al igual que no podía disminuir la fuerza que contraía sus puños a los costados de su cuerpo. Solo lo podía culpar a él, a aquel que a sabiendas de sus sentimientos hacia aquella realidad posible; maldito seas, maldito seas… repetía en su cabeza mientras esperaba sentado en la parte de atrás del carro que ordenó de inmediato llevarlo a casa, y lo siguió pensando incluso al llegar, al entrar a su habitación y encerrarse en ella.

Traición.

Era la palabra más correcta en su cabeza, su vocabulario más extenso, su pensamiento más acertado. Su realidad. Ese ya no era su mejor amigo, la persona en que mas confiaba, ni por aquella que sintió agradecimiento y cariño. Ya no más. Estuvo varios minutos desahogando sus frustraciones en la almohada, hasta que la ira al igual que un incendio se fue apagando, dejándole paso a las cenizas de tristeza continuar llenando su corazón. De pronto el cuarto fue demasiado grande y vacio, tenía que hablar con alguien, mas especifico con aquel “alguien” que si lo había comprendido en los últimos días, el único que sabía completamente su historia…

No esperó mucho para que el ordenador estuviera listo y pudiera buscar a aquella persona en la lista de “amigos” disponibles, donde de buenas a primeras lo identifico, sin esperar más dio doble click sobre su seudónimo y le hablo.

-“estoy destrozado…”- le dijo sin saludo inicial, sin preocupaciones de formalidades absurdas, simplemente quería ser consolado, sentir que no estaba solo y que había por lo menos una persona quien seguía de su lado.

-“… ¿Dónde y cuándo puedo encontrar a tu hermano para romperle la cara de una buena vez? Porque estoy seguro de que es su culpa…”- una pequeña sonrisa se asomó por su labios, y así sintió un poco menor la opresión que causaban aquellas emociones que presionaban su corazón. Y era por esa razón que lo buscó a él en particular, tenía esa actitud que le agrandaba el corazón con solo escribir unas palabras, ni siquiera lo conocía en persona, pero se había ganado en poco tiempo el lugar de su mejor amigo.

-“jjajaja dudo mucho que lo puedas tocar… pero esta vez no es enteramente su culpa…”- respondió el chico pelinegro, pues lo que le aquejaba tenía mas que ver con cierto rubio que minutos atrás, debajo de aquel frondoso árbol que los escondía de las miradas de aquellos que no ponían atención, besaba sin pudor alguno a la persona que el amaba con locura. La pero de las traiciones, eso estaba sintiendo…

-“¿Qué te pasó entonces?”- fue al réplica inmediata a las palabras del pelinegro.

- “descubrí quien es la persona a la que mi hermano está viendo… y resultó ser Joey”- de nuevo sus ojos se llenaron de liquido, siendo las ropas del menor el destino de éstas.

-“¡¿Joey?! ¿Tu amigo, el que sabía de tu secreto?”- no había nada respecto a el que no le contase, no fue la excepción aquella vez, incluso estaba seguro de que “boy” su amigo de la red sabía cada nombre de cada persona implicada en su vida, a excepción claro del nombre de su hermano, ya que eso seguramente lo delataría como un Kaiba.

-“si, él…”- hubo un inter, como un breve silencio en una conversación.

-“¡que idiota! Ese imbécil lo sabía y aún así… ¿Cómo te pudo hacer algo así? ¡Bastardo traicionero!”- si, esas cuestiones y exclamaciones ya habían cruzado los pensamientos de Mokuba justo después de descubrirlo y exigían un porque.- “ese maldito infeliz… ¿pero qué paso? ¿Se excusó de alguna manera el infeliz?”- es cierto, no había hablado de nada de esto con Joey, realmente solo tenía preguntas y cero respuestas… ¿podría acaso haber respuestas que lo hicieran menos desdichado y olvidar por completo el sabor de la traición?

-“no, no he hablado con él…”- ¿realmente serviría hablar con él para algo?-“… pasaba algo extraño con mi hermano ese día y no pude evitar seguirlo, pensé que era otro amigo quien salía con él, pero después vi como se encontró con Joey en una heladería, hablaron y luego de eso lo llevó a su casa, donde claramente vi como se besaban”- el revivirlo en palabras le hizo sentir cansancio, de pronto sus ojos estaban pesados y sentía la cabeza llena.

-“pero Mokuba, entonces ¿Cómo sabes que están saliendo? Puede que sea la primera vez que lo hacen, si es tu amigo, debería hablar con él”- lo recordaba a la perfección y en definitiva, podía decirlo, ese NO era el primer beso entre ambos, se notaba en la manera en que las manos de su hermano y amigo interactuaban con la piel del otro… en definitiva, no era solo una casualidad.

-“créeme, estoy seguro de que no era el primer beso”- la respuesta no tenía que tener explicaciones que no quería dar, con que lo dijera sería suficiente, todo por no tener que pensar de nuevo en ese momento que lo torturaba.

-“¿y no crees que pueda ser que desde antes de que él lo supiera ya fuera novio de tu hermano?”- por un momento eso le abrió los ojos…¿Qué si era cierto? Entonces, literalmente hablando no habría tal traición…

-“tienes razón…”- no había más, solo podía darle la razón, porque si cabía la posibilidad después de todo; sin más que hacer solo suspiro.

-“nunca te vayas sin antes oír las explicaciones de alguien Mokuba, porque puedes caer en grandes y estúpidos malentendidos”- emergió el texto, robándole otra sonrisa al menor.

-“valla momento en el que te sale la madurez”- respondió el pelinegro.

-“¿Qué lo dudabas? Si soy mayor que tu niño, recuerda eso”- con orgullo dijo el del otro lado, causándole otra curveada de labios.

-“creo que hablaré con él de ello lo mas civilizadamente que pueda”- pues aunque cupiera la posibilidad de que el malentendido fallara a favor de la inocencia, también lo había para que no- “inocente hasta probar lo contrario”- agregó.

-“creo que en tu pensamiento mi amigo, mas bien hay un ‘culpable hasta probar lo contrario’, ya que aun no pareces feliz”- era impresionante el hecho de que solo con la manera en que escogía las palabras y las escribía, este chico lo podía leer tan bien.

-“si, pero es porque está demasiado ‘fresco’…”-excusó, mentira, sol quería odiarlo porque dirigiendo su odio hacia alguien se sentía mucho mejor- “además, ¿no fuiste tú el que me dijo que estaba bien si me enojaba?”

-“si, ¿y no fuiste tú quien dijo que ibas a dejar ir a tu hermano?”- touche… de nuevo su realidad en la cara.

-“lo sé…”- quien más que él, pues lo había decidido por si mismo, la felicidad de su hermano era importante.

-“entonces, ¿qué es lo que harás, en caso de que sea ‘culpable’?”- esa era un excelente pregunta. ¿Dejar su amistad? ¿Pedirle a Seto que no saliera con el porqué lo traicionó? ¿Qué haría?

-“no se…”- definitivamente su cabeza estaba al borde… ni siquiera quería pensar más ese asunto.

-“como lo veo Mokuba, tienes dos opciones: 1, vas y le dices al tarado de tu hermano toda le verdad de que lo amas y que su “novio” lo sabía aun así se acercó a él a tus espaldas. De ahí, varios finales alternativos pueden surgir, pero las probabilidades positivas son muy pocas o; 2, te callas y finges que no lo sabes…”- cierto… para Mokuba, la probabilidades eran mucho menores, su felicidad no era para nada posible en cualquier escenario… tal vez, lo mejor sería callar…- “sé que es horrible escucharlo, pero Mokuba, si quieres llorar, aquí estoy, y estoy dispuesto a salir de las penumbras de mi anonimato para ir a buscarte para que así puedas tener un verdadero hombro en el cual llorar”- le alegró mucho el comentario final, pero en ese momento lo que el pelinegro menos necesitaba era otra cosa que manejar, el hecho de ser Mokuba Kaiba ya era un factor que complicaba el encuentro y dado todo lo que este personaje sabía, era mejor mantener con precaución su identidad a medias escondida, era mejor ser un Mokuba cualquiera ante sus ojos.

-“muchas gracias :)”- solo respondió, para no pasar por alto el gesto.

-“y también para golpear a cualquiera que sientas la necesidad que debe ser atacado”- completó su frase, sacando de nuevo ese característico lado infantil que lo determinaba.

-“creo que por ahora ya no quiero pensar en eso…”- y era verdad, su cuerpo le pedía descanso.

-“está bien, justo mamá me llama para cenar, así que mejor duerme y hablamos por la mañana :D”- se despidieron después de ello con adioses, el agrego un poco mas de cursis palabras que ensanchaban un poco al abatido Mokuba. Con una pequeña lágrima aun bajando de su mejilla enrojecida solo hizo a un lado el computador, no deseando ni una distracción más que le evitara llegar al estado inconsciente del sueño, cerró los ojos y fue todo.

~~~

No sabía a qué hora se había quedado dormido, simplemente lo hizo. Miro a su alrededor y se encontró con su computador cerrado y fuera de su cama, además, estaba arropado. No había duda alguna, su hermano entro en la habitación cuando llegó, seguramente para desearle buenas noches… pero ¿habría visto su conversación? Estaba ahí, era fácil hacerlo… cualquiera lo hubiera hecho…

La desesperación se apodero de él… ¿Qué si lo sabía?

Miedo.

Sintió ser recorrido de pies a cabeza por un escalofrió y su respiración se agito junto con los latidos cardiacos que arremetían contra su pecho. Abandonó la comodidad de su cama, encontrándose con la, soledad del corredor oscuro que conectaba a las habitaciones del segundo piso de la mansión; pronto recorrió el camino necesario hasta estar en la puerta de la habitación de su hermano, en esta se colaba una luz tenue que seguramente pertenecía a la lámpara de la mesa de noche que habían comprado el verano pasado en una tienda del centro. Trago saliva antes de encarar a su hermano pues, a pesar de ser la madrugada, estaba despierto. Cuando entró lo vio usando su celular, “seguramente está hablando con él” se dijo mentalmente, pero no le dio importancia, pues había algo más que deseaba saber.

-hermano…- llamó su atención y hasta entonces dejo el celular. La mirada en su rostro se lo dijo todo. Algo andaba muy mal- yo…- de pronto las palabras murieron en su boca, pues realmente nunca estuvieron ahí, pero quien lo puede culpar ¿Qué se dice en una situación así?-… ¿la viste?- preguntó. Su hermano bajó la mirada y viró su cabeza hacia un lado.- …¿la conversación, la viste?- volvió a preguntar sin importarle nada más.

-…si- respondió después de un denso silencio, haciendo que otro nuevo se formara y aun mas sofocante que el anterior. “Idiota” se repetía continuamente así mismo por no tener la precaución de cerrarlo antes de dormirse, fue descuidado, pues no era extraño que Seto se metiera a su cuarto para decir buenas noches, estuviera despierto o no. Era un hecho: lo sabía todo.

-…yo… hermano…- se acercó y se subió con él a la cama, por lo cual su hermano se alertó, incomodándose al instante y abriendo una nueva y peor herida en el pequeño pelinegro-… no sé cómo evitarlo…- y comenzó a llorar por milésima vez por la misma cosa por la maldita misma cosa, pero con mucha más intensidad, mientras que el mayor no se atrevía a acercarse o alejarse- … lo siento… lo siento… no sé cómo pasó, simplemente ocurrió y no sé cómo desenamorarme de ti… perdóname…- y en este punto no pudo manejar el dolor y simplemente se dejó caer entre las sabanas, sintiendo el frio del rechazo… el cual no duró mucho tiempo, ya que de pronto sintió como los brazos ya conocidos, con la ternura que los caracterizaban lo empezaron a rodear con algo de miedo.

-…yo… también lo lamento Mokuba, porque tampoco puedo hacer nada por ello… pero los dos vamos a superar esto, te lo prometo…- y con esas palabras, sintió como fue atraído con un poco de más fuerza hacia su hermano. Y ahí estaba el porqué, era por eso que había caído preso de este amor, todas las acciones, las palabras, el apoyo y el cariño juntos habían hecho tanta mella en su corazón que terminaron por clavarse hondo en lo profundo de éste, creando un abismo del cual entendió en ese instante que ya no iba a escapar, pues de nueva cuenta en vez de tratar de salir, había excavado un poco más. Se separó lentamente de abrazo, pero no alejo al otro, quien solo confundido siguió sus acciones paso por paso…

-…hermano… no lo puedo soportar… - justo cuando iba preguntar porque su boca fue sellada por la del pelinegro; ese era un respiro de paz, una luz en el camino, un regalo en la austeridad, un segundo más de vida para una persona terminal, si, de amor, una persona que moriría de amor si se negaba mas a él. Incapaz de ser cruel con aquel que consideraba un hijo mas, el mayor simplemente se quedó estático en su lugar, esperando a que este momento llegara a su fin. Sin embargo ese momento se alejo mucho más cuando el otro embriagado por el deseo se subió sobre el cuerpo bien definido del castaño obligandolo a recostarse dentro de aquel beso y decidió que quería mucho mas al no verse rechazado. Pronto el menor colocó ambas piernas a los costados de las de su hermano, sentándose en aquella zona privada que pensó jamás reposaría debajo de su retaguardia.

-..Mokuba no por favor…- suplicó en aun medio del beso, mirándolo con profunda pena y con humedad contenida; pero para el menor no fue rechazo aun, así que siguió, utilizando además su manos y su cuerpo para acariciar con delicadeza y pasión a su ser amado y pronto sus esfuerzos dieron frutos… un gemido había sido soltado del cuerpo estático del hombre debajo de él, haciendo que abriera los ojos que había cerrado para no ceder ante los ruegos de los ojos del otro. Y vio lo que esperaba, un destello de deseo se mostraron en los zafiros, entonces decidió que debía apresurarse y atrapar al hombre dentro de su propia pasión, así que movió sus caderas hábilmente imitando perfectamente una penetración profunda, entonces las manos morenas y grandes lo tomaron de la cintura y lo escucho jadear levemente y deleitar a su oídos…

-..Mokuba…- su nombre en un susurro lleno de deseo lo hizo sonreír…


¡Bip bip bip!!

¡Bip bip bip!!

¡Bip bip bip!!

El sonido lo alertó, haciendo que abriera los ojos, solo para dares cuenta que de nuevo, había sido solo un sueño… ¿cuántas veces no había soñado que al fin era correspondido? Y aun así no podía diferenciar la realidad de una fantasía; dio un suspiro cansado…

-esta vez, fue demasiado real…- se levanto y fui directo al baño, pues había un asunto que aun estaba pendiente dentro de sus pantalones.


****

Después de haber tenido un sueño tranquilo pudo arribar a la escuela tan temprano como siempre, encontrándose con la persona causante de su buen sueño, definitivamente ir con Kaiba había sido la mejor elección que había tomado desde lo ocurrido en la casa de Tristán.

-buenos días- saludó primero, llamando la atención del castaño, obligándolo a apartar la vista de su libro.

- buenos días Debblin- le respondió, dejando el antes mencionado artículo sobre la mesa- iba llamarte ayer, pero un perro caprichoso me lo impidió, diciéndome que te dormías temprano- dijo con media sonrisa precisable, el pelinegro dejo sus cosas en el asiento que le correspondía y se acercó hacia el otro.

-¿eso quiere decir que está todo bien entre ustedes?- preguntó un poco burlonamente, pues muy poco les duró la pelea a esos dos necios, quien los conociera, no lo creería.

-sí, aun hay cosas que me inquietan, pero por ahora está bien…- confesó un poco, pues aun le carcomía la duda y el misterio que encerraba aquel secreto imposible de revelar que Joey había mencionado en su reconciliación, pero que con ese “te quiero a ti” tembloroso que le dio el rubio, fue suficiente para que confiara ciegamente en él. El amor era muy peligroso, y podía darse cuenta de ello con las acciones del día anterior, pues este lo impulsaba a creer en todo lo que fuera dicho por Joey.

- me alegra- dijo sinceramente el de cola de caballo- pero él tiene razón, suelo dormir temprano cuando no hay acción…- dijo dando un guiño cómplice de sus travesuras nocturnas. Ambos compartieron una risa producto del entendimiento, pues tanto Duke como Seto se desenvolvían en el mismo mundo, tanto empresarial como de la sociedad, sabían cómo se manejaba la vida nocturna ahí…

- ¿y tu como estas?- preguntó el Ceo, pues al final, su cometido principal –después de la reconciliación con su novio- era saber que tal la había pasado el chico de los dados después de su partida, en especial porque sentía que no había hecho nada por ayudarle realmente.

-bien- dijo serio, pero notablemente más recuperado que el hombre que había llegado el día anterior huyendo de su propia sombra a las puertas de la corporación Kaiba, preso de un miedo inexplicable- creo que lo superaré pronto, no tienes de que preocuparte- finalmente sonrió con seguridad, dándole calma al mayor de los Kaiba- además, Tristán no es algo que yo no pueda manejar, ni siquiera necesitare que lo detengas para poder golpearlo- dijo aclamando su broma del día anterior, pero contrario a lo que Duke pensó que pasaría, vio un puchero instalarse en la cara del otro, quien después de ello, resopló con un poco de molestia ante lo escuchado.

- Que lastima, realmente quería participar en la paliza que ibas a darle…- explicó su disgusto, lo que hizo al otro solo reír con más fuerza. Siguieron con su charla matutina, entre bromas y trivialidades, hasta que fueron interrumpidos por el sonido de la puerta abrirse y cuando voltearon a ver de quien se trataba, resultó que era Tristán que se mantenía con una expresión neutra viéndolos parado aun en el pasillo.

-¿y ahora resulta que son amigos y hablan y ríen como si nada por las mañanas?- dijo desdeñosos, viendo al castaño directamente. Los ojos azules le devolvieron el disgusto causado por tener que verlo a horas tan tempranas y además por haber interrumpido su plática, la cual no el concernía para nada, y menos desde que dejara a Duke de aquella manera tan deplorable que el Ceo había presenciado ayer. Era un hecho, nunca tendrían una buena relación, solo con verle se ponía de un humor verdaderamente malo, con las ganas que traía de romperle la cara solo le faltaba escuchar una frase más de la boca del idiota que justo ahora entraba al salón y dejaba sus cosas en su sitio.

-¿y porque te importa?- le respondió Kaiba con ese típico tono que solía tener antes, varias veces se había ganado el disgusto de la gente con aquella solo manera despectiva de hablar, y seguramente en el pasado Tristán no había sido la excepción. El aire se había vuelto pesado a su alrededor, Duke se dio cuenta que había sido correcta su elección de no haberle contado a Kaiba lo que sucedido, pues, seguramente ya estarían dándose de golpes en ese instante.

-Duke es mi amigo y que se junte con tipos como tú me enferma…- dijo al momento en que le devolvía la mirada llena de fastidio. El castaño se enderezó a escuchar las palabras, sin perder el contacto visual que habían hecho.

- de cuando acá te importa tanto una persona a la cual le haces daño y todavía tienes el descaro de llamarte su amigo- el otro castaño no ocultó su asombro. ¿Cómo Kaiba sabía lo que había pasado con Duke? ¿Él se lo había contado? ¿Por qué, desde cuando eran tan íntimos?

-ya basta- intervino el pelinegro, sabía que unas palabras más romperían la barrera invisible que impedía a ambos saltar el uno contra el otro, además, aun quedaba esa plática pendiente con el castaño, donde el mismo se defendería sin necesidad de que Kaiba o cualquier otra persona intervendría por él. Porque él era un hombre. Y por su orgullo como tal no permitiría que lo acontecido lo afectara y también le dejaría claro al otro que no se atreviera a intentar algo como eso de nuevo, además, aun necesitaba la respuesta a su a interrogante más grande: “¿Por qué?”- no hablen de mi como si no estuviera, no necesito que me digan con quien debo juntarme o de que me defiendan- fue obvio para ambos que Duke reprendía a los dos al mismo tiempo- Tristán, podemos hablar a solas- dijo Duke ya que vio disipado el denso ambiente lleno de testosteronas feroces de ambos chicos que parecía que ya hasta se habían tacado entre sí. El ojiazul miró con sorpresa al de la cola de caballo, a lo cual el otro le sonrió de una manera pesada, indicándole que tenía que terminar con esto lo antes posible, mientras aun tenía ese valor- no te preocupes…- le dijo dándole una palmada en el hombro, justo antes de salir por la puerta con un Tristán muy enojado detrás, pero incapaz de hacer o decir algo contra aquella muestra de camaradería entre los dos, puesto que al fin, podría hablar con su amigo para aclararle las cosas. El hombre que se quedó en el salón suspiro cansadamente, definitivamente su inquietud podía ser fácilmente calmada golpeando algo y más específicamente sería golpeando la cara de mono de ese remedo de amigo que su novio y Debblin compartían, pero alejado de poder hacer eso en su lugar pateo el escritorio frente a él con una fuerza no suficiente para romperlo, pero si para descargar un poco de aquello que le causaba molestia.

Debblin decidió que la azotea sería un sitio lo suficientemente privado como para hablar, por eso se dirigió halla. Ni una palabra hubo en el traslado, seguramente porque ambos estaban sumidos en lo que dirían y harían. Por todo el camino, Tristán solo veía la espalda del pelinegro, recodándole la escalofriante escena que lo hizo parar aquel día cuando daño a su amigo. Con la culpa embriagando su cabeza no se dio cuenta cuando llegaron al lugar donde Duke se dio media vuelta mirándolo a la cara directamente. Lo siguiente que el castaño sintió, fue el suelo frio en su trasero y un dolor agudo en la mejilla, que poco a poco se fue convirtiendo en ardor. Se tocó la zona afectada, pensando en que se lo merecía, de hecho, tal vez se merecía que el idiota de Kaiba lo golpeara, incluso, pero no quiso pensar en nada así nada más. Simplemente se quedó en el suelo e espera de lo que el chico de los dados le diría a continuación, con los estragos del golpe haciéndolo quejarse por lo bajo.

-eso es para que sepas que no permitiré de nuevo que me toques…- le dijo el pelinegro, con las palabras solo un poco entrecortadas. Si, es cierto que había dicho que era un hombre y que no debía asustarse por ello, pero aun dolía, porque era su amigo, porque a pesar de todo no podía entender que cosas tan horribles hubieran pasado entre ellos- …y también porque te lo mereces- dijo, desviando la mirada- ahora quiero que me expliques porque…- fue cuando el moreno se atrevió al fin a mirarlo a los ojos, claramente vio el dolor que el mismo había causado, el mismo que se le regresaba como una pesada carga en el corazón- ¿Por qué me hiciste eso? ¡¿Por qué?!- demando al ver que no había reacción del otro.

- Lo siento Duke…- dijo primero que nada, con su ojos llenos de agua salada que por todos los medios se negaba a sacar-… no tengo excusa, estabas ahí y me desquite contigo, estaba tan enfadado que tomé decisiones estúpidas… mezcle algunos calmantes con alcohol antes de que llegaras a mi casa y estaba tan furioso que imagine cosas y vi a Joey en tu lugar, pero sé que eso no es excusa, ya que tampoco me hubiera perdonado si hubiera sido Joey…- ambos se quedaron en silencio, procesando la información de lo dicho. Ya se lo imaginaba, en sus cinco sentidos, el castaño no era de esa manera, tuvo que ser bajo la influencia de alguna sustancia, solo que no imaginó que haya sido tan estúpido como para ingerir algo así, pero al parecer fue mala suerte solamente, el producto de la decepción y la ira mal dirigida- por favor… perdóname, yo en verdad no te quería hacer daño- el pelinegro cerró los ojos dando un largo suspiro, en verdad no había nada mas que hacer, darle tiempo al tiempo y que las heridas sanaran, eso era todo, pero no sería fácil para ambos borrar las profundas yagas emocionales que traía como consecuencias los errores…

- te perdono… pero quiero que sepas que olvidarlo no será tan fácil…necesito tiempo- sabía que ya no había palabras que decirse, por eso se fue dejando ahí al pensativo Tristán solo y aun en el suelo. Era como Kaiba había dicho, no era cuestión de ya, debía comprender, y aunque ese día no tuvo ningún sentido e importancia las palabras que le dijo, justo en ese momento tomaron forma – maldito bastardo, tenía razón- se dijo así mismo mientras bajaba las escaleras rumbo al salón.


~~~


- buenos días- saludo el rubio, sabiendo que a horas tan tempranas no podía haber nadie más que su novio y Duke, pero a cambio de eso, encontró solo a la primer persona esperada acompañada por su mal humor- ¿Qué pasa Kaiba?- le preguntó mientras se deshacía de su carga colocándola en el banco.

-nada… cosas mías…- respondió el otro, ya que decir lo de Duke no era una opción, aunque tal vez ya no tuviera importancia si en este mismo momento ambos ya se hubieran reconciliado, aunque eso no lo tenía contento, porque lo que quiera que hizo Tristán debió ser muy horrible como para poner al pelinegro tan mal. Se sacudió los pensamientos de la cabeza y suspiro por decima vez desde que quedó solo en el salón, pues ahora estaba en una situación que le parecía ventajosa, a solas con su rubio en el aula, le daba muchas ideas de cómo podía entretenerse, cosa que le plasmo una picara sonrisa en la cara aliviando ese malestar que le habían ocasionado antes. Se acercó a él y lo rodeo por la cintura, recargando su barbilla en el hombro de este- y esta es la cura para todo mal…- susurró a lo que el otro se rio.

-estamos en la escuela…- dijo, pero en ningún momento se soltó, de hecho removió de su lugar la recién recargada cabeza en su hombro solo para pasar sus brazos por el cuello del más alto- Kaiba, hoy en la mañana le mande un mensaje a Mokuba, así que después de la escuela vendrá conmigo- le confesó, el castaño le regalo una sonrisa par que se animara y como resultado el rubio se la devolvió.

- me parece perfecto pero ¿Cuándo te voy a tener para mí solo?- dijo con un toque de fastidio- siento que ha pasado mucho y la verdad es que han sido pocos días desde que salimos la ultima vez- definitivamente los problemas personales hacia mas difícil todo, entre lo de Duke, su hermano y la discusión con Joey había sido solo en un día, pero parecía mucho mas.

-perdimos nuestra oportunidad la otra vez porque peleamos- Joey suspiro, pues ese día tenía pensado de nuevo tener más intimidad con el castaño, pero la verdad, con el problema de Mokuba, tendría que esperar, porque si las cosas iban mal, seguramente no le iban a quedar ganas de hacer algo así- ves, fue tu culpa…- le reprochó.

-aja…- dijo sarcásticamente-… lo dice el que me quiere cambiar por otro…- parecía que el pelear era un juego que nunca podrían evitar hacer.

- ¡nunca dije eso! tú te enojaste solito- se defendió. El ojiazul se sentó en el banco viendo como su novio le volteaba la cara “indignado”, lo jaló bruscamente hacia sí y lo sentó en la mesa de escritorio que estaba ocupando.

-pero me des enojare si me dice otra vez que me quieres solo a mi- respondió atrapándolo sobre la mesa con su brazos.

- no recuerdo haber dicho eso tampoco- se hizo el desentendido, era tonto, pero le gustaba verlo presionarlo, que el ceo lo buscara de esa manera le había gustado mucho, antes con los mensajes de texto, en su trabajo, en la casa de Yugi y ahora con este juego pesado de hacerse el desentendido, si, era una lado de Kaiba que le gustaba mucho.

- ¿que no lo recuerdas he?- hizo como si estuviera haciendo memoria- espera… creo que tampoco lo recuerdo- fingió, como si de pronto alguien lo hubiese sacado de su cabeza- es más, no recuerdo en qué lugar estábamos hablando, me pregunto ¿vendían algo delicioso ahí? No, yo creo que no, lo recordaría para así llevar de nuevo a mi glotón novio ahí…- el mensaje fue claro para el rubio, estaba intercambiando el “te quiero” por su helado favorito, era bajo, pero pues algunas veces tenía que aceptar la derrota…
- sabes lo mucho que te quiero verdad… a ti, solo a ti mi único y maravilloso novio que me llevara a comer helado de chocolate en nuestra próxima cita- el rostro del mas bajo había cambiado por completo a uno sonriente y encantador, de nuevo abrazando por sobre los hombros al moreno y haciéndolo lucir una esplendida sonrisa de triunfo en su labios. Se besaron sin pensarlo dos veces.

A distancia, la misma figura que había estado al pendiente de cada movimiento mandó un mensaje, pues aunque las fotos perdidas habían tenido tintes de que sus sospechas eran ciertas, (bueno, exceptuando las que consiguió en el pasillo, esas fueron reveladoras) ahora frente a sus ojos se presentaba una nueva oportunidad, con el celular en silencio tomo una foto y adjuntada a esa mando el correo:

“Ya está confirmado: Joey Wheeler es el novio de Seto Kaiba”

Espero su respuesta solo unos momentos y lo que recibió lo dejo sorprendido… demonios, el necesitaba esa paga, pero quizá con las fotos del día anterior con ese otro chico pudieran salvarle del error de haber esperado tanto para compartir esa información al parecer ya obsoleta….


Continuara….

0 comentarios:

Publicar un comentario